Pieza del Mes en el Museo de la Alhambra: Pergamino y papel en el mundo hispanomusulman

Corán almohade

Este mes, la pieza que destaca el Museo de la Alhambra son dos ejemplares de Corán que partiendo de este punto, Rubén Sánchez y Rafael Lorente, explican el uso del pergamino y del papel en la civilización hispanomusulmana, y como realizan la labor de restaurar estas frágiles piezas. Ambos restauradores pertenecen a una empresa que desde 2003 se centran en la restauración de obras pertenecientes a archivos y bibliotecas por toda Andalucía.

El Corán es la piedra angular de muchos aspectos en la cultura musulmana, y el árabe, idioma en que Alá se lo reveló a Mahoma, tiene un caracter sagrado. Como consecuencia, desde los primeros años de la Hégira, su manufactura fue una labor realizada con gran esmero y exquisitez. La clase urbana ilustrada de Al-Ándalus demanda gran cantidad de libros, proliferando las bibliotecas públicas y privadas como la del califa cordobés al-Hakam II que reunió en su biblioteca más de 200.000 libros, mientras que la Abadía de Cluny no reunía más de 600.

Con el paso del tiempo, guerras, modas y otras causas han hecho que sea difícil encontrar ejemplares de esta época. Ciertos avances en Magreb y Al-Ándalus influyen en Europa; hasta ese momento, los romanos escribían libros en pergaminos y los visigodos en piezas de pizzara, por poner algunos ejemplos.

Partes del libro hispanomusulmán y nazarí (gentileza de Rafael Lorente)
En común, la encuadernación andalusí guarda una característica, y es que no utiliza adhesivos para su encuadernación. Se pueden clasificar tres tipos de libros en la civilización andalusí:
  • En cartera: con cubiertas flexibles de piel con cierres que por lo general son de hebilla metálica o de piel rígida con motivos decorativos
  • Pergamino: sin costuras
  • Con costuras: careciendo de cubiertas aunque con los pliegues cosidos

Hasta la introducción del papel en Europa desde China por los musulmanes a través de la Ruta de la Seda en el siglo X, el pergamino fue el material por excelencia como soporte de la escritura, pero posteriormente, siguió siendo el material favorito para las obras de especial significado, como eran estos dos ejemplares de Corán.

El pergamino proviene de la dermis de los animales
El pergamino se vino usando desde la Antigüedad como alternativa al papiro por ser un material más duraderos que el papiro, que a diferencia de este, era de origen animal. El papel en cambio, empieza a ser utilizado de manera general a partir del siglo XII en Al-Ándalus, existiendo molinos papeleros por todo el territorio, desbancando al pergamino por ser más barato y fácil de producir.

Para la producción del papel, los andalusies utilizaban restos de trapos de tela vieja, evitando las partes ácidas de la madera, permitiendo una mejor conservación.

El calamo de caña o junco era el instrumento utilizado para
escribir por los hispanomusulmanes
Se escribía con tinta sólida o líquida con calamo (qalamo en árabe) de caña o de junco, lo cual permitía alternar trazos gruesos y finos, aunque en la península Ibérica se popularizo la escritura con el calamo en punta por lo que los trazos eran siempre muy finos.

La caligrafía andalusí también es única y diferenciada; mientras que en los países islámicos hay dos caligrafías (nasji y cúfica), en Al-Ándalus la caligrafía cúfica derivó a la caligrafía magrebí-andalusí, de letras pequeñas, finas y apretadas. Los nazaríes sólo utilizarán las caligrafías cúfica y nasji sólo para citas especiales.

En el Museo de la Alhambra se conservan y exponen dos libros, uno almohade del siglo XII y otro nazarí. Ambos son ejemplares del Corán. El almohade fue hallado en Marruecos donde debió de llegar desde Andalucía (basándonos en una nota de 1961 en el registro de entrada de la British Library, señala que una familia noble de Granada habría llevado este Corán a Marruecos en 1492 y según la tradición oral perteneció a al-Rayssuni).

Corán nazarí del Museo de la Alhambra
En cambio, el Corán nazarí (o tal vez merení), lo adquirió el Ministerio de Cultura Español a través de subasta en 1989, siendo restaurado en 1996 por el Instituto del Patrimonio Cultural de España, ya que la pieza se encontraba degradado por el ataque biológico y el paso del tiempo. Está compuesto por 142 páginas de pergamino que fueron guillotinadas y encuadernadas en el siglo XV o XVI con guardas de papel floral. Cada página contiene 12 o 13 líneas, utilizando la caligrafía cúfica para el encabezamiento y en caligrafía magrebí-andalusí el resto, con tintas de color naranja, azul y rojo, con miniaturas en oro de lacerías, formando dibujos geométricas, e inclusive marcas en los márgenes.

Estas conferencias son gratuitas y se puede asistir cada sábado del mes de mayo a las 12 de la mañana en la sala IV del Museo de la Alhambra.

Comentarios

Entradas populares

El legado nazarí por el mundo