El alicatado nazarí: matemáticas y misticismo

Azulejos de cerámica de la fábrica de Fajalauza de Miguel
Morales Moreno en la carretera de Murcia 15 en Granada;
estos elementos, hechos a molde, donde se pueden repetir
uno o más elementos decorativos, en este caso, el conocido
como "hueso nazarí"
Zócalo de alicatado nazarí con ruedas
de estrellas de diez puntas

Panel de alicatado de los siglos XIV-XV


La cerámica es uno de los materiales más utilizados en las decoraciones de la Alhambra, cubriendo pavimentos o zócalos en los muros con dibujos de tramas geométricas. Es un material de uso extensivo por su ductilidad y por sus cualidades constructivas y decorativas. Se encuentran vidriados con una reducida paleta de colores primarios, alternados con tonos melados o púrpura, reservando el pan de oro para los lugares y piezas más exquisitas.

Fragmento de alicatado nazarí del siglo XIV
con diseño geométrico 


El trabajo del alicatado recibe su nombre del instrumento utilizado para cortar los cantos de las pequeñas piezas de cerámica que los componen, llamado al-qata'a y que se traduciría por alicate, raíz también para esta palabra. Aunque su elaboración en Granada está en desuso, esta técnica sigue desarrollándose en Marruecos, herederos de la riqueza artesanal nazarí, que en otros tiempos compartieron.

Fragmento de alicatado nazari del siglo XIV,
 de diseño geométrico con estrellas de ocho
puntas (número místico en el Islam y símbolo
de al-Ándalus), incluido en la exposición ‘Henry Clarke
y la moda de España bajo el influjo de la Alhambra'

El proceso de la cerámica comienza con la extracción de la arcilla; en el caso de Granada, probablemente saldría de las inmediaciones del río Beiro. Una vez obtenida, se trituraba, batía con agua, decantaba y pisaba, y por último se amasaba para buscar la forma deseada.



Para la consecución de los colores se utilizaba galena, arenas silíceas y minerales plumbíferos (cobre para los verdes, cobalto para los azules, amarillos y melados con hierro y manganeso, el rojo es aún un secreto que desconocemos de donde se obtenía, pero el oro se conseguía a partir de la llamada "agua regia", mezcla de ácidos nítrico y clorhídrico) que se fundían en hornos y posteriormente se trituraban para formar un finísimo polvo que mezclado con colorantes y agua, se le daba un baño a las piezas antes del proceso de cocción.

Piezas de barro antes de su coloración

Las piezas de cerámica se cuecen durante 24 horas en muflas u hornos compuestos de tres partes (hogar, plaza y superior) hasta alcanzar los 900 grados centígrados empleando arbustos como combustible, y posteriormente dejando que se enfríen gradualmente durante otro día entero. Hay que tener en cuenta la dificultad en la Edad Media para poder alcanzar esta temperatura y poder mantenerla durante un largo tiempo en hornos manuales.

Esquema de un horno de cocción de cerámicas

El resultado era una galleta de cerámica a la que se daba forma con la picola o el alicates, mientras que para las piezas con elementos repetitivos se realizarían probablemente a molde, afinándose por abrasión o con los alicates.

El artesano, después de
dibujar las piezas con
una plantilla las corta
con una piqueta para
formar aliceres: las
piezas pequeñas que
forman los alicatados

Fragmentos de azulejos nazaríes procedentes de
La Alhambra y expuestos en el Museo
Arqueológico Nacional (Madrid); el 4 está
datado entre 1476 y 1500 y el
5 entre los siglos XIV y XV


Existe un paralelismo entre la labor de la taracea en madera y el alicatado, una suerte de taracea en piedra; la artesanía nazarí se distingue por su delicadeza, fruto de la paciencia y el trabajo de sus artesanos. Tanto la taracea como el alicatado forman, a modo de mosaico, intrincadas figuras geométricas que decoran espacios vacíos, tanto rectos como curvos. El sistema ornamental nazarí puede reducirse, básicamente al ritmo repetitivo, la simetría y a la estilización, elementos compositivos básicos en las artes del Islam, incluyendo en ellas la poesía y la música.

Un artesano nazarí calculando la disposición de un
zócalo de azulejos en los palacios de la Alhambra

En el caso del alicatado, las piezas de cerámica se colocan boca abajo, se cubren de yeso, y una vez que ha secado, se limpia y se coloca sobre la superficie a decorar, tanto en interiores como en exteriores, dando como resultado un conjunto indivisible donde intervienen procedimientos de escala, saltos de nivel y rotación, sin poder aislarse un elemento generatriz, ni predominando el detalle sobre el conjunto: es la unidad en la multiplicidad y la multiplicidad en la unidad.

Las piezas se colocan sobre
el suelo siguiendo el diseño
del maestro de obras y una vez
compuesto el mosaico, que parecía
estar formado por una única pieza,
se vertía por encima mortero de yeso
y una vez secado se fijaba sobre la pared


Uso de la cerámica en el exterior de la Puerta del Vino

El mundo islámico asumió antiguas tradiciones estéticas y orientales, pero la tendencia a evitar la figuración hizo que desarrollase un particular universo formal, quedando todo sometido a patrones geométricos, como los mosaicos, que contribuían a crear metáforas alusivas a la omnipresencia de Alá en el Universo. En Granada, los alicatados de cerámica vidriada y los estucos decorativos, fáciles de trabajar, favorecieron que estos preceptos alcanzasen su más imaginativa y colorida expresión. Los nazaríes materializaron sus creencias en la decoración geométrica: la geometría ponía de manifiesto su creencia en la unidad de Dios, Alá, entre la multiplicidad, de una forma abstracta y sencilla. Los diseñadores de los trazados de los mosaicos de la Alhambra desarrollaron por ensayo y error todas las posibilidades que hoy nos demuestra la "Teoría de Grupos Cristalográficos Planos" que no fue desarrollada hasta la segunda mitad del siglo XX haciendo uso de los rayos-X.


En 1891, el matemático ruso Fedorov descubrió que sólo existen 17 formas esencialmente distintas de producir mosaicos, por lo que los tracistas nazaríes poco podían saber de ellas, ya que ni siquiera manejaban los conceptos involucrados, y aunque los matemáticos contemporáneos se han afanado en discutir si todas estas formas estaban representadas en la Alhambra, la respuesta es que no, contra lo afirmado por algunos matemáticos hispanos que han cometido un notable error metodológico, como señalan Grünbaum, Shephard o Bodner, matemáticos de referencia internacional. Sin embargo es de mayor trascendencia conocer el significado de este arte geométrico, aspecto muy poco estudiado, aunque sabemos que existen mosaicos asociados al agua o a espacios de importancia ceremonial, mientras que otros son usados como relleno, sin más intención que la decorativa... mosaicos con colores intencionalmente alterados y otros, de mayor complejidad e importancia simbólica, que ni siquiera forman parte de la anterior clasificación. Un universo geométrico lleno de sentido y arte, que en parte todavía está pendiente de descubrir.

Solería de alicatado nazarí entre jambas
de La Alhambra (siglo XIV) de diseño
geométrico con estrellas de dieciséis puntas

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