Juegos de mesa en la Granada nazarí

Tableros de ajedrez como este actual de taracea
que perteneció a mi padre, fueron utilizados por
los nazaríes de Granada

En tardes de lluvia como las de hoy los juegos de mesa se convierten en un buen pasatiempo. Por eso se me ha ocurrido escribir un post sobre los juegos de mesa que utilizaban en el Reino de Granada durante el medievo nazarí.

Originarios del oriente musulmán, varios juegos de tablas llegaron a la Península Ibérica en el siglo IX y desde Al-Ándalus se transmitieron rápidamente a la Europa cristiana, donde fueron adoptados en ambientes cultos. Uno de estos juegos fue el ajedrez o shitranch o siltrany, un entretenimiento de mesa de carácter intelectual llegado desde Persia, aunque los historiadores consideran que su auténtico origen se encuentra en la India donde se conocía como "chaturanga" en el que intervenían cuatro jugadores con ocho piezas cada uno (que en sánscrito o hindi significa cuatripartito por las cuatro fuerzas que lo componen: elefantes, caballos, carros y soldados de infantería) y que llegó a Persia como un regalo diplomático que el rey hindú Devasarma hizo al monarca persa Krusro-i-Anushakruban, expandiéndose su uso entre otras cortes islámicas hasta llegar a los monarcas cristianos que veían en su ejecución un carácter instructivo al recrear tácticas de batalla. Los persas redujeron a dos el número de combatientes. Cuando los árabes conquistaron Persia, se apoderaron de este entretenimiento, pues les entusiasmó, aunque el Profeta había condenado los juegos por ser vanos y apartar a los hombres de la vía del conocimiento. En su origen, la pieza que se situaba junto al rey era la "alferza". Era una ficha masculina que representaba al visir, al consejero real. Se consideraba que tenía gran poder, pero no era así. Su capacidad de movimiento era muy limitada, en diagonal, igual que el alfil, pero de casilla en casilla. Los árabes decidieron sustituir la "alferza" por una nueva pieza, la más poderosa del juego: la dama o la reina. Puede moverse en todos los sentidos; horizontal, vertical y diagonal, y en número de casillas que desee. Se desplaza a todos lados como el rey, avanza como el peón, corre como el alfil y ataca como la torre. Sólo le está prohibido moverse tan peregrinamente como el caballo. En un segundo se encuentra en campamento enemigo. Con un solo movimiento, influye en la constelación total de las fuerzas. El juego se hizo más ágil y atractivo con la nueva pieza. En cuanto al jaque mate, era llamado en árabe shamat o al sak mat que significa "el rey ha muerto".

Se jugaba al ajedrez en las casas y en los cuarteles, junto a las damas o qirq a partir del siglo IX, así como también era aficionados a los juegos de azar y a los dados o nard, aunque el islam los desaconsejaba.

Juego actual de backgammon en taracea

El actual "backgammon" también llegó a la Península desde Persia a través de los musulmanes, que lo conocían como nard aunque ya era utilizado por los romanos en el siglo I con el nombre de "alea" o "tabula". Este juego dependía en gran medida del azar que proporcionaban los dados. Era parecido a las damas, un juego de dados para dos participantes que se practicaba sobre un tablero idéntico al backgammon, pero con reglas y posiciones de inicio diferentes. Fue muy popular en la Edad Media en Europa, tanto en países cristianos como en los de mayoría musulmana.

El "Libro de los juegos", concluido en Sevilla en 1283 y promovido con el rey castellano Alfonso X "el sabio", manifiesta el auge que llegó a alcanzar este pasatiempo en la corte de Castilla, manteniéndose el entusiasmo por el mismo en época de los Reyes Católicos y de su hija Juana I. Este libro recoge el reglamento y variantes de ambos juegos.

Los tableros portátiles combinaban a menudo el ajedrez y el "backgammon" en cada una de sus caras como muestra la lujosa pieza nazarí que actualmente se conserva en el Museo de La Alhambra. Esta pieza fue hallada en un convento castellano y es el único ejemplo que ha llegado hasta la actualidad, decorado con labor de taracea. En uno de los lados hay una placa hexagonal de la que pende una argolla, probablemente para ser colgado o para suspender la bolsa donde se guardaban las fichas, como aparece en algunas miniaturas del citado "Libro de los juegos".
Este es el tablero conservado en el Museo de La Alhambra:
la cara reservada al ajedrez presenta un damero en madera
de nogal con incrustaciones de abedul con dos espacios
para albergar las piezas y por la otra (la imagen) la tabla de nard

Esta es la imagen del tablero de ajedrez donde se
ve la argolla en la que se ataría la bolsa con las piezas
Las piezas que han sido encontradas en diferentes lugares (Córdoba, Ceuta, Mallorca, Vale do Boto, el Castillejo, etc) nos demuestran la difusión que venimos hablando que tuvo el ajedrez, así como por las miniaturas de Alfonso X, donde árabes, cortesanos cristianos, mujeres, niños y farmacéuticos entre otros juegan al ajedrez. Todas las piezas talladas en hueso natural encontradas muestran una forma similar, todas huecas, diferenciándose por pequeños elementos decorativos incisos.

Esta pieza de ajedrez es anterior a 1319,
fecha en que la alcazaba de Tíscar (Jaén)
fue tomada por D. Pedro, tío y regente de
Alfonso XI -apareció entre los
restos de una casa musulmana-
Sin embargo, el ajedrez andalusí difiere del actual en algunos movimientos y jugadas. La pieza que más ha cambiado en el ajedrez fue la reina, que en aquel entonces se llamaba "fersan" y representaba al visir. Hoy la reina es la pieza más poderosa, pero en al-Ándalus su coetánea solo podía moverse de casilla en casilla en sentido diagonal, lo que la hacía de poca utilidad. 

Otra diferencia la marcan los peones que solo podían avanzar una casilla desde la posición original, cuando el ajedrez moderno permite hasta dos. El alfil también estaba más limitado en el movimiento, pudiendo sólo desplazarse en diagonal de 3 en 3 casillas y además ningún alfil podía atacar a otro.

En al-Ándalus el ajedrez se podía ganar, además de con el jaque mate, ahogando al rey -cuando el jugador no podía mover ninguna de sus piezas y tampoco el rey sin ponerlo en jaque- o mediante la jugada del rey robado (cuando el adversario conseguía eliminar todas las piezas excepto al rey).

Existe una curiosa historia sobre el ajedrez y es que durante el encarcelamiento de Yusuf III en la alcazaba de Salobreña, el heredero pidió terminar la partida que tenía comenzada con el alcaide de la fortaleza antes de ser ejecutado, lo que permitió prolongar su vida.

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