Palacio de Dar al-Arusa
Esta maqueta recrea el Palacio de Dar al-Arusa, cerca del Generalife |
El Palacio de Dar al-Arusa era una almunia o casa de recreo desaparecida en la actualidad que se encontraba en lo alto del Cerro del Sol, a unos 900 metros de altitud. Este palacio debía ser un segundo Generalife. Sus restos arquitectónicos descubiertos por Torres Balbás en la década de 1930, son muy importantes, en especial relación con el agua de esta colina depositada en el gran albercón que hay en una cota aún más elevada y que alimentaba a este palacio. En principio se desecha la existencia de un punto de agua propio para Dar al-Arusa, aunque aún sería necesario investigar los restos de un pozo cercano.
Este plano muestra la ubicación del Palacio de Dar al-Arusa |
Su nombre significa "Casa de la desposada", aunque a veces se traduce por "Casa de la Novia", pero debe entenderse por la novia en el momento de celebrar los desposorios. Ésta es una de las almunias o posesiones reales que, según Ibn al-Jatib rodeaban "como brazaletes" la Granada del siglo XIV.
Vista de los restos del Palacio de Dar al-Arusa en la Dehesa del Generalife |
En el conjunto se distinguen tres estructuras diferenciadas: por un lado la vivienda en torno a un patio, por otro el baño que ocupa el ángulo sureste y finalmente un gran patio rectangular (17.85 por 20.65 metros) con habitaciones al rededor y una gran alberca (3.86 por 7.02 metros) en el centro. La vivienda de la parte suroeste es posible que estuviera destinada al servicio o a las mujeres y estaba rodeado de pasillos entorno al patio.
Planta de los restos del palacio de Dar al-Arusa, en el Cerro del Sol, realizada por Leopoldo Torres Balbás en 1936 |
Su entrada se encontraba al norte (sin embargo otros autores apuntan a que se encontraba al sur) y contaba con un zaguán, así como la estancia principal del patio que a la vez comunicaba con el resto de estancias privadas de palacio. En esta sala, situada al oeste, se han documentado seis pilares, que junto con los apoyos de las esquinas respectivas permitiría hablar de siete vanos, formando una galería con arcos. Tras él se encontraba el salón principal corrido, que no se ha podido precisar si comunicaba o no con el exterior y con la vivienda. La parte norte cuenta con tres habitaciones claras, una de ellas con un poyo -tal vez un apeadero-, aunque se ha pretendido la existencia de una tercera. El apeadero y el abrevadero hace pensar que se trata de un espacio de entrada
Desconozco si estas estructuras cercanas a Dar al-Arusa pertenecen a época posterior o son genuinamente nazaríes |
Este complejo palatino contaba con unos baños y una gran alberca en la parte habitada y de unas paratas, identificadas a partir de restos de muros y de líneas de posibles bancales en la ladera que asoma a la Alhambra. El conjunto constaba de tres patios de diferentes tamaños y funciones. El patio principal tendría crujías en sus cuatro lados, aunque en una primera etapa debió ser cuadrado, quizá sin pórticos y posteriormente se convirtió en rectangular al colocarse un pórtico en el lado oeste, así como una alberca rectangular centrada respecto a su nuevo eje, siguiendo una orientación noroeste-sureste, desviándose al noreste unos 28º, según describe el investigador Antonio Orihuela. Podría tratarse este patio de una especie de apeadero y distribuidor de la almunia.
Conservado en el Museo de la Alhambra, este fragmento de un arco de yesería del Palacio Dar al-Arusa evidencia la importancia que tuvo este espacio situado en lo más alto del Cerro del Sol, sobre las huertas del Generalife |
Albanega nazarí de un arco del desaparecido Palacio de Dar al-Arusa |
Al este se encontraba había una torre, además de disponer de una noria, aunque no se puede confirmar por faltar el desarrollo de su mecanismo de elevación por medio de fuerza animal pues no existe espacio para que un animal gire, pero si parece que existiera un cigüeñal que bajaría con un contrapeso. Junto con esa cuestión, falta saber el origen del agua.
El Patronato del Generalife ha vallado la zona arqueológica para su protección |
Los baños son el espacio mejor conservado y el más rico, a los que se accedían por la esquina sureste del patio principal, a través de una entrada en recodo que daba paso a la sala de reposo en la que aún se conservan poyos o camas y que estaría cubierta por una linterna central y una fuente en el centro de la estancia conservada en el Museo de La Alhambra. Entre los restos localizados se encuentra un pavimento de cerámica vidriada, tanto en la zona de las estancias privadas como en todo el baño, formado por ladrillos dispuestos en espiga alternando los colores blanco, azul y verde (esquema que se repite en otras zonas de la Alhambra como en la alberca del patio de Machuca). Tras la sala de reposo se accedía a la sala fría y, en recodo, se accede a la sala templada con una letrina en la esquina y una pila. Sobre el hipocausto se sitúa la sala caliente, pero este área ya está muy destruida por las excavaciones de trincheras por las tropas napoleónicas. En el baño se ha identificado además la leñera, cercana a los árboles que rodean el perímetro.
Imagen del Museo de La Alhambra en la que puede apreciarse al fondo la fuente del desaparecido palacio nazarí de Dar al-Arusa y unas columnas de la misma época |
La fuente del baño del desaparecido Palacio de Dar al-Arusa que estuvo asentado en el Cerro del Sol |
Junto al baño existen otros restos constructivos que se prolongan hacia los límites del edificio, que tal vez indiquen una conexión de enlace con alguna muralla o cerca de protección. Así mismo debió de estar dotado de jardines y/o alguna huerta y contar con un perímetro muy extenso. El conjunto se encuentra protegido por un muro que ciñe la zona de vivienda del palacio.
Panel de alicatado nazarí del Palacio de Dar al-Arusa conservado en el Museo de la Alhambra |
Así mismo se ha descubierto un pilar abrevadero y otra estructura que se ha dicho que pudiera ser un aljibe, aunque no hay indicios de cubierta de una posible bóveda y tampoco cuenta con el imprescindible enfoscado. Se deduce que llegaba un camino empedrado que aún es visible, que se deduce conducía al castillo de Santa Elena que defendería tanto esta almunia como al Generalife.
El palacio debió de ser abandonado tras la conquista cristiana y debió desmantelarse, según testimonios como el del historiador Francisco Henríquez de Jorquera en 1632 por desuso y los incidentes de las rebeliones de moriscos.
El palacio debió de ser abandonado tras la conquista cristiana y debió desmantelarse, según testimonios como el del historiador Francisco Henríquez de Jorquera en 1632 por desuso y los incidentes de las rebeliones de moriscos.
Parte de las estructuras del palacio siguen enterradas a la espera de nuevas intervenciones arqueológicas y de conservación |
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