De la almunia nazarí al carmen granadino

Los frondosos árboles que pueblan el Albaicín
nos dan una idea de la multitud de carmenes
que salpican este histórico barrio

Desde el siglo XVI, la palabra "carmen" es utilizada en Granada, siguiendo su significado árabe de viñedo o finca plantada de vides, arquetipo islámico procedente de Asia por su conjunción con el agua y paratas ajardinadas. Otra teoría es que procede del nombre del cedro en árabe, Karm. Durante el período nazarí de Granada, los cármenes son referidos como huertos, con uso de retiro placentero, que a pesar de su limitada extensión no pierde su cariz de explotación agrícola. Desde la expulsión de los moriscos, los carmenes se desarrollan en terrenos libres dejados en los barrios históricos como el Albaicín, hasta llegar el siglo XIX, momento en que comienza la recuperación de esos barrios.


Acta de compraventa de una era y un solar
el 27 de febrero de 1499 en Granada
(Archivo histórico del Ayto de Granada)

La almunia nazarí del Generalife aún conserva muchos de los
elementos descritos en el Tratado de Agricultura de ibn Luyun,
siendo durante siglos el paradigma en el que se
inspiraron muchos de los cármenes granadinos

En los jardines y huertos de al-Andalus, variados cultivos, árboles, flores y plantas aromáticas Ilenaban los espacios de olores, colores y sabores. Las plantas aromáticas se caracterizaban por sus múltiples utilidades: culinarias, farmacológicas, medicinales,. sirviendo además de recreo para los sentidos. Albahaca, menta, hierbabuena, cilantro, tomillo, romero, y un largo etcétera llenaban los jardines andalusíes. También el arrayán -cuya etimología (del árabe al-rayhan) ya expresa el concepto de aromático- era sembrado en multitud de espacios.

Según el "Libro de la Agricultura" o Kitab al-Filaha de ibn Luyun (1282-1349) -traducido por Joaquina Eguaras Ibañez- nos aconseja que hay que crear silencio para que el agua rompa ese silencio; hay que aceptar el calor para que el agua rompa el silencio; hay que aceptar el calor para que el agua lo refresque; hay que crear el secreto para que alguien lo comparta. Para elegir la disposición de los jardines, viviendas y casas de labor:
[...] Para emplazamiento de una casa entre jardines, se debe elegir un altozano que facilite su guarda y vigilancia. Se orienta el edificio al mediodía, a la entrada de la finca, y se instala en lo más alto el pozo y la alberca, o mejor que pozo se abre una acequia que corra entre la umbría de árboles y plantas(...).
Esta descripción se ajusta a la estructura del Generalife, el cual, ubicado sobre un collado, se orienta al mediodía para que su disposición se vea favorecida por los rayos del sol, y en este caso a la visibilidad desde las estancias del palacio,  viendo también la alberca y varias acequias, una de las cuales canalizada a través del riat del patio.
Junto a la alberca se plantan macizos que mantengan siempre verdes y alegren la vista. Algo más lejos debe haber cuadros de flores y árboles de hoja perenne. Se rodea la heredad con viñas, y en los paseos que la atraviesan se plantan parrales.


Jardines del interior del palacio nazarí
de El Generalife, máximo ejemplo de almunia

Recientes excavaciones en El Generalife evidencian los indicios de haberse plantado allí, en un foso de  ras algo inferior al de ahora, arbustos enanos de hoja perenne. Tal ves el actual paseo de las Adelfas que desembocaba en las caballerizas debió cubrirse con un techado de parra, ya que su altura se ajusta a la del jinete.
A cierta distancia la viñas, lo que quede de finca se destina a tierra de labor y así prosperará lo que en ella se siembre.
En los límites se plantan higueras y árboles análogos. Todos los grandes frutales deben plantarse en la parte norte, con el fin de que protejan del viento al resto de la heredad. En el centro de la finca debe haber un pabellón dotado de asientos y que de vista a todos lados, pero de tal suerte que el que entre al pabellón pase inadvertido. Será más largo que ancho para que la vista no se fatigue al contemplarlo. El pabellón estará rodeado de rosales trepadores, así como de macizos de arrayán y de toda planta propia de un vergel. En la parte baja se construirá una habitación para los huéspedes que acompañen al propietario. Es conveniente también construir un palomar y una torrecilla habitable. La vivienda debe tener dos puertas, para que quede más protegida y sea mayor el descanso del que la habita [...] 

En efecto, en el crucero del patio de El Generalife, en la intersección del riat, que lo recorre  longitudinalmente, y de dos atarjeas que, en sentido latitudinal, confluían bajo él, una partiendo del mirador de Poniente y otra de los Baños, recientemente descubiertos.


Tras el incendio ocurrido en El Generalife en 1958, al
efectuar las obras de reconstrucción de la nave Este,
aparecieron las señales de un nivel inferior
correspondiente a la primitiva disposición del
patio con jardín de crucero ya que hasta la
fecha la acequia discurría sin interrupción
entre los dos pabellones

La torreta de la galería norte de El Generalife (análogo al de El Partal) sería el palomar u observatorio que sugiere Luyun. Sin embargo, el autor hispanomusulmanes realizó estos escritos en el siglo XVI,  es decir, un siglo después de la edificación de El Generalife, aunque ya existían en Granada planificaciones análogas más antiguas como el Alcázar del Genil,  de origen almohade, lo que parece atestiguar que la descripción de Luyun corresponde más bien a un canon tradicional ya administración en al-Andalus.

Aunque esta torreta fue muy modificada en época
cristiana, las vistas que tendría esta parte del edificio
seguirían siendo impresionantes


El carmen deriva por tanto de la tradicional casa andalusí con patio, que en el Albaicín se convierte en huerto-jardín. Todo el Albaicín se encuentra salpicado de estos carmenes junto a casas más modestas, arrebujadas unas con otras siguiendo el sinuoso trazado de las calles.

En el Monte Sacro de Valparaiso se encuentran numerosos
cármenes y huertas como se conserva en el Archivo de la
Abadía del Sacromonte en documentos del siglo XVI

La estructura urbana de Granada comienza a crecer con la llegada de hispanomusulmanes que eran expulsados de los territorios conquistados por los castellanos. Las casas blancas coronadas de tejados rojizos, manchas vegetales de los íntimos jardines de los cármenes, baños y aljibes, fuentes y mezquitas con sus alminares que caracterizan los elementos más característicos presentes en el urbanismo musulmán.

El callejón sin salida también es un elemento característicos de las medinas granadinas; como muestra del cuidado de la intimidad, las puertas de las fachadas de las casas se proyectan de forma que no se encuentran justo una frente a otra.

Un callejón del Albaicín de Granada; la casa nazarí se
concibe hacia el interior, de ahí que sus fachadas sean
tan austeras y con pocos vanos, como en la imagen

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