Biografía de reyes: Mohammed I

Fundador de la dinastía nazarí
Sucesor: Mohammed II


Mohammed I, caracterizado en un documental de National Geographic

"Un soldado, un hombre de frontera enérgico, fuerte, inmensamente firme, que rehusaba la calma y la tranquilidad, y prefería la austeridad y el valor a lo cómodo, conformándose con poco.
Ajeno a la afectación, era rudo en las armas y muy resuelto, temible por su bravura y enormemente diligente..."

Extracto de la Ihata, obra de Ibn al-Jatib, visir y polígrafo granadino del siglo XIV 


Tras el ocaso almohade en la Península Ibérica y de los poderes locales -pequeños reinos de Taifas- que entablaron una confusa lucha entre ellos, se fue consolidando el poder de Ibn al-Ahmar ("el hijo de El Rojo", apodo de su padre), caudillo de la familia nazarí. Ibn Yusuf ibn Nasr ibn al-Ahmar pasaría a la historia como Mohammed I, primer rey de Granada y fundador de la dinastia nazarí. Mohammed supo aprovechar la ocasión que las agitadas circunstancias de la época le ofrecían tras la derrota de los almohades en las Navas de Tolosa en 1212, marcando el ocaso de los musulmanes en la península Ibérica.

Las rebeliones y luchas internas sacuden las entrañas hispanomusulmanas, con caudillos que aspiran al dominio del país. De entre ellos destaca Ibn Hud, un principe descendiente de los emires de Zaragoza, que toma el poder de Córdoba (Qurtuba), Sevilla (Ishbiliya), Jaén y Almería (al-Mariya) , pero fracasa en su empeño de conquistar Granada. Mientras, en Marruecos, un noble llamado Yahye Anasir proclama sus derechos al trono de ambas orillas del Mediterráneo, pero en la Península Ibérica, los Almohades eran odiados. Sin embargo, los seguidores de Aben Hud eran mucho más fuertes, por lo que Yahye Anasir reúne un ejército e intenta hacer frente a los partidarios de Aben Hud. Como Yahye era algo mayor para una empresa semejante, da el mando de las tropas a su sobrino Yusuf ben Nazar, conocido como Aben Alhamar, natural de la villa de Arjona. 

Plano de la ciudad andalusí de Arjona (19 ha.) por
Christine Mazzini-Guintard, identificando las
diferentes puertas, la muralla y la fortaleza (F),
con el castillo y el alcázar

Los Nasr residían en Arjona y se les conocía con el apelativo de al-ahmar (rojo o bermejo), considerados por los cronistas árabes como una familia ilustre ya que se afirmaba que descendían de Sad ibn Obada, compañero y amigo del profeta Mahoma. Mohammed fue hijo de Fatima bint Abi l-Hasan Ali b. Mohammed b. Asqilula al-Tuyibiyya, de la estirpe de los Asqilula, originaria de Arjona como la nazarí. Poco se conoce de ella a parte de su nombre aunque seguramente fue desposada con un miembro de la familia nazarí llamado Abu l-Hayyay Yusuf b. Mohammed b. Nasr, a finales del siglo XII.

Alhamar nació en el año 591 de la era musulmana, el 1195 de los cristianos. Un santón prestigioso le vio nada más nacer y le anunció una carrera brillante y gloriosa; le llevaron a un astrólogo o  munayyím que encontró en él un horóscopo favorable pues había nacido el día de la victoria de Alarcos.

Fue creciendo en sus tierras de Jaén, lugar de enfrentamientos entre musulmanes y cristianos -como lo fuera Tierra Santa-, dedicándose a la agricultura y a la defensa militar de la frontera. Era un joven noble y de buenas maneras, agraciado, discreto, sensato y prudente, además de fuerte y valiente.

Mohammed se desposaría en el año 1230 con Aixa b. Mohammed b. Nasr al-Ansariyya al-Jazrayiyya, prima suya por parte de padre. Estos enlaces endogamicos eran lo normal tanto en la familia nazarí como en la cultura árabe musulmana. Con Aixa tuvo cuatro hijos: Mohammed -quien le sucedería en el trono- Faray, Yusuf y Fatima.

Cuando Yahie Anasir prepara un ejército para tomar Jaén, en cuyo castillo se habían hecho fuertes los partidarios de Ibn Hud, Yahier confía sus tropas a su sobrino Alhamar, quien cercaría la ciudad con su infantería. Consiguen tomar el castillo, pero Yahie Anasir muere y proclama rey a Alhamar, así como la independencia de Jaén y la Alpujarra (al-Busarrat), apoyados en una aristocracia árabe de recio abolengo formada por sus amigos y familiares, los Asqilula, castellanizados en las crónicas como Escayuelas o Escañuelas. 

En este confuso período se produjo un gran avance cristiano en la Península; por un lado, los jefes militares de las ciudades levantinas tuvieron que capitular ante Jaime I entre 1233 y 1244, mientras que las de la Baja Andalucía lo hacían parejamente ante Fernando III (1236-1262), reduciéndose el territorio conocido como Al-Ándalus a poco más de las actuales provincias de la Andalucía Penibética o Alta Andalucía.

Fernando III El Santo en la Catedral de Burgos
quien puso la primera piedra de la misma
el 20 de julio de 1221


Mohammed ibn Alhamar tendría tres hijos a los que dedicaba cuanto tiempo podía a su educación. Él mismo les enseñaba, les instruía en todo lo que después necesitaría, leía antiguas historias y les contaba las hazañas de sus caballeros. Mohammed prometería a su hija Fatima con Abu Marwan Ahmad al-Bayi en el año 1234 con el objetivo de tomar Sevilla. De este modo el bando nazarí se estableció a las afueras de dicha ciudad para entrar después en ella ese mismo año. El prometido, al-Bayi sería asesinado por Abu l-Hasan Ali b. Asqilula, tomando los nazaríes posesión de la alcazaba sevillana por poco tiempo.

Fernando III el Santo representado por Luca Giordano
ofreciendo la recién conquistada ciudad de Sevilla
a la Virgen, expuesta en la capilla del Museo
de Historia de Madrid


Cuando el rey Fernando III conquista Córdoba (Qurtuba) en 1236, Ibn Hud, desconcertado por la situación, se ve obligado a refugiarse en Murcia y Almería (al-Mariya). Ibn Hud, en un intento desesperado de recuperar su poder en Granada llega a Almería (al-Mariya) donde será asesinado por el alcaide de la fortaleza, Ibn al-Ramimi, su antiguo aliado, ahogándolo en una alberca de agua.

Dirham de plata a nombre de Mohammed I procedente
de la ceca de Granada

Dirham emiral de plata realizado en época de Muhammad I
que forma parte de un tesorillo hallado en las canteras de
Sierra Elvira, junto a otras dos monedas emirales,
una ajorca y un asa de plata.

Granada había aceptado la soberanía de Ibn Hud, pero al morir éste, reunidos los personajes notables de la capital, en mayo de 1238 decidieron proclamar a Ibn al-Ahmar y enviaron diputados a Jaén con el documento de proclamación para llevarle a Granada. Al atardecer de un día de mayo de 1238, Mohammed al-Ahmar acampó con sus tropas en la vega granadina. Tenía el propósito de penetrar en la ciudad al día siguiente, pero cambió de idea y lo hizo a la puesta de sol, del día que dió vista a Granada. Franqueadas las puertas de la medina, Ibn al-Ahmar subió directamente a la vieja alcazaba del Albaicín, en el mes del ramadán del año 1238. 

Vestía un sayo a rayas con hombreras cortadas y llevaba la espada ceñida en banderola. Cuando el almuédano invitaba a los creyentes para la oración del atardecer, Ibn al-Ahmar, que había preparado su entrada con gran teatralidad, escoltado por luminarias, antorchas y fanfarrias, llegó a la puerta de la mezquita de al-Murabitín y se detuvo en el umbral. Entonces los jeques granadinos le pidieron que penetrase en el templo y lo llevaron hasta el mihrab. Mohammed dirigió aquella tarde la oración vistiendo traje de viaje y acompañado por los más conspicuos personajes de la ciudad, que lo reconocieron soberano de Granada, pasando de "quintero", es decir, agricultor que debía pagar quintas al califa de Córdoba, a dueño de Granada, Jaén, Guadix, Baza, Málaga y en 1245, Almería. 

Mohammed I sería el artífice de la construcción de la Alhambra 

Cuando finalizó la oración salió de la mezquita encaminándose al alcázar que había construido Badis el zirí y a cuyas puertas ardían antorchas. Seguido por su séquito penetró en el palacio. Cuentan los historiadores árabes que parecía un novio en su marcha nupcial. De momento, Ibn al-Ahmar, establecería su corte en la alcazada del Albaicín, pero al año siguiente decidió trasladarla a la Colina Roja. Cuenta un historiador árabe: "Este año de 1239, Ibn al-Ahmar subió desde Granada a la Alhambra. Inspeccionó aquellos lugares, eligió el sitio y trazó los cimientos del castillo. Antes de que terminara el año, ya estaban levantadas altas construcciones defensivas a las que llevó el agua del río (Darro), construyendo una acequia y elevando un azud." Comenzaba entonces la construcción de la Alhambra nazarí.


El Alcázar Viejo del Castillo de Santa Catalina, hoy desaparecido, fue levantado por el rey Alhamar

Mientras, en Jaén mandaba un cordobés llamado Abu Omar Ali ben Muza, el caudillo natural de la caballería granadina y amigo de confianza de Mohammed, cuando la ciudad fue sitiada por el rey castellano. Fernando III cerró todos los pasos de comunicación con Granada para evitar que la ciudad jienense recibiera refuerzos. Ibn al-Ahmar no tenía otra salida salvo pactar y para ello se vistió con sus mejores galas, y rodeado por su corte, se acercó al campamento cristiano y solicitó una entrevista con Fernando... ¿qué ganaba el rey castellano negando una mano tendida y un vasallaje seguro? La maniobra fue excelente para ambos: Alhamar salió sin daños y Fernando contaría con un nuevo vasallo.

En la Capilla de Santa Catalina (Catedral de Burgos) se 
encuentra este curioso capitel enl que aparece distinguir
una escena de vasallaje entre Mohammed I y
Fernando III "El Santo" impulsor de la
construcción de la catedral

Por el Tratado de Jaén en 1246, Mohammed al-Ahmar se proclama vasallo del rey de Castilla Fernando III, asegurando su estabilidad y permanencia, amenazada por sus propios familiares, rebeldes y levantiscos. Granada se constituye como un reino vasallo de Castilla, que a ojos de ésta significa la subordinación y la dependencia militar, pero para los musulmanes sólo se trata de una modalidad de tratado de paz, quedando estipulada una tregua de veinte años. El reino granadino, nacía pues, bajo el signo de la influencia cristiana.


Ésta dalmática de obispo es una pieza
de hilos de oro y plata sobre una seda
almohade, estuvo guardada en el
Monasterio de Santa María de Huerta
(Soria) y pudo formar parte de los
tejidos regalados por Mohammed I
al rey castellano Fernando III

Tanto el vasallaje como la tregua dan nota de la provisionalidad con la que el lado castellano consideraba la situación del nuevo poder nazarí. Es importante comprender esto, pues poco años después (1264-1266), en la revuelta de los mudéjares sujetos a Alfonso X del valle del Guadalquivir y de Murcia -musulmanes que habitan en territorios gobernados por cristianos- , fueron apoyados por los granadinos desde las privilegiadas bases militares de Vera y los Vélez, por lo que los castellanos dieron por roto el acuerdo iniciando las hostilidades. Una vez sofocada la revuelta, muchos de estos mudéjares pasaron a vivir a Granada. Lo cierto es que nunca hubo una paz firme, sino una sucesión de treguas y guerras que marcarán el devenir de la Granada nazarí.


Mapa del Reino de Granada en época nazarí, aunque
sus fronteras fueron modificadas frecuentemente
avanzando y retrocediendo en la lucha entre
musulmanes y cristianos

Mohammed I consigue mantener la corona de Granada mediante negociaciones, creando un reino que abarca toda la Alta Andalucía. Levante queda en manos de los sucesores de Mardanis y Sevilla permaneció independiente. Tras la batalla de las Navas de Tolosa los cristianos se habían apoderado del puerto del Muradal que constituye el acceso natural a la región andaluza. 

Al-Ahmar cuenta entonces con pequeñas fuerzas que sabe administrar con habilidad. El balbuciente reino de Granada carece de fuerza para resistir ataques cristianos y Fernando III se había apoderado fácilmente de Martos, Andújar y Alcaudete. Lograda la paz, la población de Granada se triplica (pues era refugio obligado para los musulmanes vencidos que huían de los territorios conquistados), florece la industria y se fomentan las artes y las ciencias, bajo el mecenazgo del rey nazarí. Mohammed posee extraordinarias cualidades de valor y discreción, es considerado un buen político, piadoso, de carácter afable y honesto, aunque a veces se observen rasgos sombríos en su conducta, inevitables en su época y en su circunstancia.

El castillo o alcázar de Santa Catalina,
donde se encuentra el Parador Nacional
desde 1965, existió una fortaleza andalusí,
sobre la que se encuentra la fortaleza
cristiana construida por Fernando III
en 1246 quien se lo arrebató a Alhamar


Respecto a la política internacional, Mohammed pretende consolidar la legitimidad del nuevo estado reconociendo sucesivamente a abasíes y almohades -a punto de desaparecer ambos-, tuvo que recurrir a los hafsíes de Túnez, a quien pensaba apelar en caso de ayuda ante la belicosa actitud de Fernando III que le arrebata Arjona y tala la Vega de Granada. Viaja al campamento del rey castellano para entrevistarse nuevamente con él y acordar el pago de ciento cincuenta mil maravedíes, asistencia a las cortes castellanas como un procurador más y la ayuda al rey cristiano cuando fuese requerido. Pronto tendrá que rendir cuenta de lo pactado, asistiendo a las fuerzas castellanas con quinientos jinetes musulmanes a la conquista de Sevilla (Ishbiliya) en 1247, sacrificando a su amigo y hermano de religión al-Bazi, rey de Sevilla.

En principio, Mohammed I obtiene el apoyo de al-Bazi,
rey de Sevilla, pero los sevillanos se inclinan por Ibn Hud.
Por pactos de vasallaje con Castilla, el rey nazarí le
apoya con quinientos jinetes en la conquista de Sevilla.

En 1252 fallece el rey Fernando III y Mohammed I, como buen vasallo, quiere acompañar a su señor en tan tristes momentos por lo que llama a su secretario Abu Hasan de Archidona y le manda escribir una sentida carta de pésame a su sucesor, Alfonso X, y a continuación ordena salir de Granada un cortejo que acompañe al féretro del rey castellano en su última hora. 

La embajada granadina, formada por un buen número de notables y nobles, causaron una honda impresión entre los cortesanos castellanos y familiares del rey que recibieron el sentimiento de tristeza que embargaba a los granadinos y al monarca nazarí. Alfonso X agradecería siempre a Alhamar este acompañamiento tan sentio y renovó el acuerdo de asistencia cuando las conveniencias políticas y las sutilezas del astuto gobernante así lo indicasen. 

Pero muerto Fernando III y acrecentado el poder de Mohammed I, éste aspira a sacudir la tutela de Castilla sobre sus dominios y reinar con total independencia, atendiendo primeramente a la fortificación de las fronteras de su reino.

Apoya a los cristianos en la toma de Jerez, Medina Sidonia y Niebla, pero al mismo tiempo provoca una  infructuosa sublevación de mudéjares en las tierras conquistadas buscando la división en Castilla y la muerte de los cristianos en los territorios recientemente ocupados a pesar de los esfuerzos de sus defensores y extendiendo el ejemplo de los amotinados por todas partes; por ejemplo en Jerez la matanza de cristianos fue tremenda. 

Alfonso requiere de nuevo los servicios del monarca nazarí como vasallo suyo para sofocar a la revuelta en Murcia pero recibe como respuesta que no tenía motivos de ayudarle ni por religión ni por raza ni por política, sacándose la espina que siempre tuvo clavada al apoyar a los castellanos en Sevilla.

Por su parte la respuesta cristiana no se hizo esperar y desde ese momento los granadinos serían considerados enemigos. Los celos y disputas políticas comenzaron a florecer en la corte nazarí y los castellanos encuentran la oportunidad para invadir la campiña granadina apoyado por los Asqilula. Rotas las paces con Castilla, Mohammed pide ayuda a los tunecinos y merinies. Parece que la intervención africana de una parte, y el hecho de que Inn al-Ahmar proclamara a su hijo Mohammed presunto heredero al trono de otra, disgustó a los Asqilula y Ben al-Mawl que gobernaban los distritos de Málaga, Guadix y Comares y que aspiraban a suceder a su pariente en el trono de Granada o al menos, constituir reinos independientes en sus distritos. Alfonso X fomentaría la rebelión de los gobernadores y entró con su ejército en territorio granadino, derrotando a Mohammed I que se vería obligado a pactar con Castilla, conviniendo un nuevo tratado de vasallaje.

Mohammed logra entrevistarse con Alfonso en Alcalá de Benzaide en 1264, consiguiendo la paz a cambio del pago de doscientos cincuenta mil maravedís por parte de los granadinos y con la promesa de desamparo a los Asqilula por parte de los castellanos.

Mientras Castilla sufre conflictos internos  que enfrentan a varios nobles encabezados por el hermano del rey Alfonso, el infante don Felipe, contra el monarca, renunciando al vasallaje que le debían en 1273 y buscando refugio en Granada donde Mohammed al-Ahmar les acoge espléndidamente en el Alcázar del Genil. El recibimiento que se dio en Granada a tan importantes dignatarios fue acorde con su personalidad; los walíes y visires granadinos pasaron uno a uno delante de los castellanos ofreciéndoles hospitalidad y manifestando la alegría que les embargaba por tenerles en Granada.

Alfonso X no cumplió con su compromiso y favorece las pretensiones de los Asqilula y Mohammed I, que ya frisaba los ochenta años, salió de Granada al frente de su ejército para someter otra rebelión. En respuesta, el infante don Felipe ofrece su ayuda a los granadinos para combatir a los Asqilula rebeldes. Acampados ante los muros y las torres de la ciudad de Guadix estuvieron codo con codo castellanos y nazaríes luchando.

En enero de 1275, Mohammed I muere combatiendo a unos súbditos rebeldes, víctima de violentas convulsiones en un pabellón de campaña en la Vega en brazos del infante don Felipe. Había reinado más de 36 años. Su cuerpo fue embalsamado e introducido en una caja de plata que fue cubierta con mármoles de Sierra Nevada (Yabal al-Talch). El entierro fue solemne, con toda la pompa y el luto que imponía la liturgia musulmana y la grandeza del rey. Su hijo y sucesor, Mohammed II, mandó que se escribiera con letras de oro este magnífico epitafio en los mármoles del sepulcro:

Este es el sepulcro del rey alto, fortaleza del Islam, decoro del género humano, gloria del día y de la noche, lluvia de generosidad, rocío de clemencia para los pueblos, polo de la secta, esplendor de la ley, amparo de la tradición, espada de verdad, mantenedor de las criaturas, león de la guerra, ruina de los enemigos, apoyo del Estado, defensor de las fronteras, vencedor de las huestes, domador de los tiranos, triunfador de los impíos, Principe de los Fieles, sabio adalid del pueblo escogido, defensa de la fe, honra de los Reyes y Sultanes, el vencedor por Dios, el ocupado en el camino de Dios, Abu Abd Allah Mohammed Ibn Yusuf ibn Nasr al-Ansarí, ensálcele Dios al grado de los altos y justificados y le coloque entre los profetas, justos, mártires y santos, y complázcase Dios de él y le sea misericordioso, pues fue servido qje naciese el año quinientos noventa y uno, y que fuese su tránsito día Giuma después de la azala de Alasar, a veinte y nueve de la luna Gimada postrera, año seiscientos setenta y uno. Alabado sea Aquel cuyo imperio no fina, cuyo reinar no principió, cuyo tiempo no fallecerá, qje no hay más Dios que El, el misericordioso y clemente. 

Epitafio de la tumba de Mohammed I

Como realidad viva para nosotros de su reinado nos ha llegado su principal obra, la erección de la Alhambra. Fue él quien inició su construcción, engrandecida por sus sucesores. 

Si quieres saber más sobre el reinado de Mohammed I, recomiendo ver el documental de National Geographic titulado Superestructuras Antiguas: La Alhambra

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