Biografía de reyes: Mohammed XII o "El Zagal"

Predecesor: Muley Hacén
Sucesor: Boabdil

Olegar Fedoro, actor ucraniano, interpretó a Mohammed XIII
El Zagal en la serie de TVE "Requiem por Granada" en 1990

De los tres reyes nazaríes que lucharon por el trono del rutilante reino nazarí de Granada, (Boabdil y su padre Muley Hacén son los otros dos) sin duda el gran desconocido fue Mohammed ibn Sad, que pasó a la historia con el sobrenombre de al-Zagal o Valiente que le pusieron su compatriotas.

Debió nacer entre 1437 y 1450, siendo el segundo hijo del rey Saad y por tanto hermano menor de Muley Hacén y tío de Boabdil. Fue casado con una hija del rey Yusuf IV con la intención de atraer el favor para su padre, el rey, de las distintas fuerzas políticas de Granada, especialmente de los Abencerrajes.

Antes de ocupar el trono con el nombre de Mohammed XIII, su vida pública se desarrolló en paralelo a la de su hermano mayor Muley Hacén, vinculando sus acciones. Por ejemplo, cuando su hermano es coronado, El Zagal encabeza en Málaga una sublevación en 1464 apoyada por los Abencerrajes que se refugiarán allí. Podemos pensar que, muy probablemente, esta familia, llevada por el odio al recién nombrado soberano, será la que alentará e inspirará las pretensiones de El Zagal por tomar el poder del reino de Granada. Pero fueron vencidos y El Zagal volvió a la sumisión hacia su hermano, pues éste le invitó a que se uniera a los festejos de la coronación y a reconciliarse. El Zagal se mantendría desde entonces fiel mientras que duró el reinado de su hermano, incluso cuando fueron exiliados a Málaga por la revuelta de Boabdil en 1482. En Málaga, El Zagal permanecerá junto al depuesto rey. Prueba de esta fidelidad esta en la batalla de la Axarquía, donde ambos hermanos lucharon juntos al frente de sus tropas contra los cristianos alcanzando el triunfo.

En 2013, el actor Javier Mora da vida al personaje de El Zagal
en la segunda temporada de la serie de TVE "Isabel"

Pero la presencia de al-Zagal en la Corte no dejó de causar revuelo pues algunos veían en él un peligro inquietante para la estabilidad del reino nazarí, mientras que otros le consideraban un caudillo valeroso que podía ponerse al frente del ejército para enfrentarse a los cristianos. Ese prestigio del que gozaba entre la tropa preocupaba mucho a la princesa Aixa. Sabía que su cuñado no sólo poseís valor, sino también una inmensa ambición, lo que le llevó a aconsejar a Muley Hacén, su esposo, a que se deshiciera de él: "He visto el rencor en sus ojos. Te cree culpable de la muerte de tu padre y nunca te perdonará que te hicieras con el poder". Para no contrariarla, pues Aixa siempre estaba apoyada por el poderoso clan de los Abencerrajes, Abu-l-Hasan tomó la decisión de alejar a su hermano de la Corte nombrándole gobernador de Málaga.

En 1482, Aixa salvó a Boabdil de la crueldad de su padre una vez que fueron repudiados en favor de Zoraida; la sóla presencia de Boabdil ocasionaba el rechazo de su padre y desdén. Temerosa de que lo matase se dice que Aixa consiguió que huyera de La Alhambra descolgándose secretamente por una ventana de la Torre de Comares. La ruptura entre padre e hijo es definitiva y de esta manera estalla una guerra civil en el reino.

Muley Hacén y "El Zagal" huyen de Granada para refugiarse en Lecrín, después en la fortaleza de Mondújar y por último en Málaga. Desde allí vencerán a las tropas cristianas en la noche del 20 al 21 de marzo de 1483, cuando la hueste castellana de don Rodrigo Ponce de León, marqués de Cádiz, y otros caballeros se adentran en la Axarquía de Málaga (axarquía es la parte oriental de una cora o región), cayendo en una emboscada en un terreno barrancoso. Los cristianos que no perdieron la vida en la batalla conocida como "de las lomas de Cutar" (y el lugar del combate como "la cuesta de la matanza"), fueron conducidos a Málaga, desangrados por los caminos y vendidos como esclavos.

Aprovechando esta victoria de su padre, Boabdil pone sitio a Lucena pero allí cae preso. Muley Hacén y El Zagal regresan a la ciudad de Granada. Aunque recupera el poder, Muley Hacén se encuentra muy deteriorado, mental y físicamente, agravado por un régimen de vida desenfrenado que le llevará a un rápido final. A principios de 1485, aunque continua siendo el soberano, es El Zagal quien llevará el peso y la iniciativa de las acciones, principalmente las militares, precisamente las que le dieron su apelativo. En febrero ataca a su sobrino Boabdil obligándole a retirarse a Guadix y posteriormente a Almería, donde se refugia tras su pacto con los Reyes Católicos.

Con la intención de que Fernando el Católico desistiera de atacar Málaga, refuerza sus defensas y aumenta la fortificación, pero deja el resto de la frontera muy desasistido. Los cristianos dirigen entonces sus esfuerzos a la conquista de Ronda, el punto principal y más activo de la lucha fronteriza, y tras un violento ataque de artillería, cae en sus manos en mayo de ese mismo año, suponiendo no sólo la pérdida de esta ciudad, sino de toda la serranía del mismo nombre y de Marbella.

Con Boabdil en tierras castellanas y Muley Hacén en un precario estado de salud, es el momento para que El Zagal se haga con el poder absoluto, reclamando el título de soberano para sí mismo, contando con el apoyo de los alfaquíes y del pueblo, que valoraban su capacidad militar y temían la pérdida del último reducto islámico en la península.

El Zagal manda a su hermano a Salobreña, junto a los dos hijos de Soraya, reteniendo a ésta en Granada para planear un matrimonio con ella con la intención de que le descubriese la fortuna que poseían tanto ella como Muley Hacén. Sin embargo ella rechaza la propuesta y jugando el papel de regente ante la ausencia de su marido, Soraya propone la posibilidad de coronar a su hijo mayor, pero los alfaquíes lo desaconsejan y le piden que deje paso a su cuñado en el camino al poder.

Siendo ya rey, quiso buscar el apoyo de los musulmanes del Norte de África, por lo que envía emisarios a Fez y Tremecén pidiendo ayuda, pero no colaboran ya que ven sus relaciones con Castilla más ventajosa que el apoyo a sus hermanos de religión.

Su primera victoria frente a los cristianos fue en el primer ataque a la fortaleza de Moclín, considerada como la llave para entrar en Granada; Fernando el Católico, asentado en Alcalá la Real lanza desde allí su ataque, pero descartada la toma de esta plaza, se dirigen contra Cambil, Iznalloz, Montejícar y otras situadas en los Montes de Granada con mayor suerte.

Aprovechando sus buenos resultados como primer año como monarca en 1485, Mohammed XIII ordena la acuñación de moneda a su nombre, llevada a cabo en la ceca de la Alhambra. Sin embargo, al año siguiente su suerte cambia: Fernando el Católico manda de regreso a Boabdil a Granada y se siembra la división interna en el reino, donde una parte de la población deseaba la paz tras años de lucha continua.

La Alhambra y el resto de la ciudad permanecen fieles a El Zagal pero el Albaicín se levanta estallando así una guerra civil sangrienta que sólo se detendría por la intervención de los alfaquíes que consiguen un acuerdo entre los dos oponentes. Boabdil renunciaría al trono y reconoce a Mohammed XIII como el legítimo soberano a cambio de conservar el dominio de una parte del territorio oriental del reino, con Guadix, Baza, Vera y la comarca de los Vélez como puntos más importantes. Este acuerdo suponía una ruptura entre Boabdil y Fernando el Católico, por lo que los granadinos temen el siguiente paso de los cristianos. El Zagal queda en Granada al frente del gobierno mientras que su sobrino se desplaza a Loja para detener el avance cristiano, pero vuelve a ser hecho prisionero tras la derrota de la ciudad en 1486 y la Vega queda en manos del enemigo.

Un nuevo acuerdo entre Boabdil y Fernando el Católico reaviva la guerra civil en Granada, pero esta vez sí da resultado, quedando El Zagal confinado en la Alhambra. El reino se divide entre dos soberanos: El Zagal que controla las ciudades de Almuñecar, Salobreña, Almería, Baza y Guadix.

Cuando Vélez Málaga es sitiada por los cristianos, El Zagal corre a socorrerla, pactando con su sobrino una no agresión durante su ausencia, pero Boabdil incumple su promesa y toma el control de toda la ciudad. Al mismo tiempo Vélez Málaga cae en poder de los cristianos, mientras que el destronado monarca se refugia en Almería. Desde allí se prepararía para luchar contra su sobrino y contra los Reyes Católicos.

Vista de Almería desde su alcazaba; desde 1486 hasta 1489,
Mohammed XIII El Zagal se refugia en esta ciudad desde
donde seguirá combatiendo a sus enemigos, incluido su sobrino

En agosto de 1487, el reino de Granada sufre un duro golpe al perder la ciudad de Málaga ante el avance de Fernando El Católico. Sin embargo, el desgaste sufrido por parte de los cristianos en su empeño por tomar la capital malagueña produce rencores y discordias internas entre los Reyes Católicos, agravadas por deserciones en el ejército. Estas vacilaciones son aprovechadas por El Zagal para encontrar un respiro ante su desesperada situación e intenta encontrar un apoyo exterior, esta vez con el sultán mameluco. Esta ayuda llegó inútilmente en modo de carta: a través de la Iglesia de la Resurrección de Jerusalén, que la hizo llegar al reino de Nápoles, informando a los Reyes Católicos que o cesaban los ataques contra los granadinos o los mamelucos tomarían represalias contra los miembros del clero de la citada Iglesia de la Resurrección. Esta amenaza no llegó a los Reyes Católicos hasta 1489, mientras se encontraban sitiando Baza, sin afectar la marcha de las operaciones, entre otros motivos porque un año antes (1488) se habían establecido relaciones comerciales entre ambas partes.

Sin embargo el destino ayudaría a Mohammed XIII cuando en 1488, unas epidemias se extendieron por Andalucía quebrantando el ánimo cristiano. Esto permitió a El Zagal mantenerse firme, defendiendo sus fronteras e incluso lanzando ataques contra sus enemigos.

Mohammed XIII El Zagal era combativo; los ataques no lo reducían, por el contrario le hacían crecerse y buscar el modo de devolver el golpe recibido, sin bajar la guardia y dejarse abatir, sino respondiendo con más contundencia de los que había sufrido. De ese modo se incursiona en Alcalá la Real apoderándose de algunos rebaños, recupera el valle del Almanzora y la sierra de los Filabres, perdida un año antes, y desde Almuñecar conquista Torrox y Nerja  (Nâriyat), terminando con la entrada victoriosa en el Padul y Alhendín, a la vista casi de Granada. De este modo respondía a la ofensiva que los Reyes Católicos habían lanzado desde Lorca contra Baza y Guadix.

Los Reyes Católicos no necesitaban más pruebas para darse cuenta de que, mientras El Zagal tuviera confianza en sus fuerzas, no podrían pactar con él. En respuesta redoblaron sin tregua sus ataques. Estudiaron el territorio bajo el control de Mohammed XIII, decidiéndose a atacar Baza, ciudad de menor población que Guadix, pero de gran valor estratégico.

Centraron sus recursos en sitiar a la población bastetana en la segunda quincena de 1489. La ciudad estaba dispuesta a resistir con los refuerzos recibidos desde Almería, sin embargo sus campos habían sido asolados y sus huertas arrasadas con el objetivo de privarlos de cualquier tipo de abastecimiento. La lucha duró cinco meses, hasta la llegada del invierno. La caída de Málaga sirvió de escarmiento -sus habitantes fueron hechos esclavos- y El Zagal se inclinó por una capitulación honrosa. El 4 de diciembre  de 1489 sus habitantes abandonan la ciudad llevándose los enseres que pudieron. La caída de Baza supuso también la entrega del valle de la Almanzora y la sierra de los Filabres, y a los pocos días Almuñecar y Salobreña capitulaban.

Los dominios de El Zagal se vieron reducidos a Almería y Guadix, por lo que, doblegado duramente, el 10 de diciembre de 1489 firma unas capitulaciones en las que se contemplaba su situación personal y el detalle de la entrega de las principales ciudades que habían estado bajo su control. Entre otras condiciones, durante un año se permitía el libre paso de sus gentes al Norte de África llevando con ellos sus pertenencias. A Mohammed XIII se le reconocía la soberanía de un territorio formado por los distritos de Andarax con todas sus aldeas y alquerías, el valle de Lecrín y Lanjarón sobre el que tendría control absoluto y libertad total dentro del mismo, la mitad de las rentas de las salinas de La Malaha y la cantidad de 20.000 castellanos de oro.

El Zagal se mostró generoso con la viuda de su hermano, Soraya, -quien aún se mantenía a su lado- y con los hijos que tuviera con Muley Hacén, los infantes Saad y Nasr, a los que entregó parte de los bienes estipulados en las capitulaciones.

Esta situación apenas duró unos meses debido a las disidencias internas que provocaron una revuelta en junio de 1490, junto a las presiones externas de los partidarios de Boabdil -campañas de desprestigio que le hacían culpable de los males del reino de Granada- y del bando cristiano, a las que ya no podía responder con las armas. Aplicando uno de los términos de la capitulación, que era el de devolver las tierras recibidas a cambio de 30.000 doblas castellanas, pasó al Norte de África, a Orán con los más fieles de los suyos.

Cuando al-Zagal pisó la playa africana pensaba pasar el resto de sus días tranquilo, sin sospechar que su destino estaba condenado al infortunio. Su final es confuso debido a las historias difundidas.

Por un lado cuentan que el rey de Fez le dió protección por las consideraciones propias de su linaje. Pero poco tiempo después, su enemigo mortal, su sobrino Boabdil, envió un emisario a Fez informando de la vergonzosa entrega de Baza, Guadix y Almería a los cristianos por parte de su tío. El rey, que ambicionaba apoderarse de los bienes que traía El Zagal, hizo prenderle y le sometió a un juicio sumarísimo, acusándole de traición y de haber creado disensiones entre los granadinos. Hallado culpable, le condenaron a la ceguera, quemándole los ojos con un hierro candente y confiscando todos sus bienes. culpado de crear disensiones entre los granadinos, para terminar sus días en Vélez de la Gomera (una isla al norte de África) viviendo de la caridad hasta su muerte, llevando colgado un cartel que decía "Este es el desventurado rey de los andaluces". Moriría en el año 1494.

Otra versión, la más probable, es que moriría en Tremecén, donde se ha podido identificar su tumba en la necrópolis de los reyes Zayyaníes de Sidi-Brahim.


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